Este fin de semana, Donovan Carrillo Suazo regresó de los Juegos Olímpicos de Beijing a León, donde tiene ya más de 9 años viviendo para poder seguir su entrenamiento en la pista de patinaje de una plaza comercial.

A pesar de que ahora todos celebran sus logros, pocos saben lo difícil que fue para él y su familia el camino hasta donde está ahora. El patinaje sobre hielo es un deporte costoso, por las clases, el entrenamiento, el equipamiento, el monitoreo médico especializado y sobre todo, por los sacrificios que hay detrás de una gran actuación en la pista.

"Fue difícil, fue una noche que Donovan se me acerca y me empieza a platicar de que él quiere patinar y que lo quiere tomar en serio, ya en forma, y el no tener pista en Guadalajara, el que Gregorio se haya venido acá a León, él me dice: "sabes qué mamá, yo me voy a ir con Gregorio", se presenta la oportunidad de una competencia internacional en donde Goyo me dice: "muy bien que se venga, seis meses, entrena, puede ir y venir", y se convirtieron en casi nueve años", explicó Diana Suazo, mamá de Donovan.

Sin embargo, ese tiempo en la ciudad de la piel y el calzado se convirtieron en nueve años en los que el jalisciense entrenaba para lo mejor, aunque para su familia significó un sinfín de sacrificios, pero todos eran para apoyar sus sueños y explotar el talento que lo caracteriza.

"Fue difícil en el sentido de que el ir y venir de Guadalajara a León implica gastos, yo me ponía a veces a pensar y digo bueno, lo que me voy a gastar en ir y venir, mejor se lo depositaba a Donovan, entonces me fui alejando en cierta manera pero para poderle depositar un poquito más a él. Fue una sensación grata de ver todos los sacrificios que se han hecho en familia y con amigos, porque también aquí nos han ayudado muchísimo de que se hicieron rifas, se vendían tazas, se hicieron agendas deportivas para las niñas. Toda la gente está involucrada", dijo.

El apoyo ha sido casi nulo, aunque su familia y amigos, han sido clave para alcanzar sus metas. Para poder costear las competencias, los viajes, el equipo, las clases y todo lo demás, sus papás han tenido que pedir préstamos y tocar puertas. Fácil no ha sido, pero todos coinciden en que cada cosa que han hecho para apoyado, ha valido toda la pena.

Diana Suazo pide a todos los padres que apoyen a sus hijos con sus sueños, así como lo han hecho ellos con Donovan. Por más difícil que sea, siempre será gratificante verlos felices.