Para la familia Muñoz, Hernández y Carrillo, no les hace falta un gran presupuesto ni un destino exótico para pasar un día extraordinario. Lo esencial lo traen de casa con hieleras llenas de comida casera, botanas, muletas con actitud, y sobre todo, mucha unión.

Desde las seis de la mañana, los Muñoz, Hernández y Camarillo tres familias en el trabajo del calzado emprendieron su tradicional viaje al parque acuático Splash. Son quince integrantes en total, pero basta su entusiasmo para llenar el lugar de energía y carcajadas.

Leticia Muñoz, una orgullosa trabajadora del calzado, fue quien lanzó la pregunta que detonó la aventura “yo les dije ¿qué plan tienen? y dijimos ¡vámonos a Splash otra vez! a convivir con tu gente, porque no sabemos si mañana vas a estar con las mismas personas o conmigo misma” compartió.

El calor del camino y el tráfico se disolvieron entre canciones, chistes y el y olor a tortas de jamón, ensalada de salchicha, atún, carnitas y, por supuesto, refrescos bien fríos.

El parque acuático Splash recibió a los zapateros con un cielo despejado y un clima agradable. El sonido de los chapuzones, los gritos de los niños y el agua fresca de las albercas lleno de espíritu a las familias.

Francisco Muñoz, uno de los integrantes también dedicado al calzado, no permitió que las muletas limitaran su diversión “voy a nadar con muletas, me la voy a pasar muy bien, porque el chiste es divertirse” expresó contento.

La escena era de película con botanas sobre la mesa, el olor de las carnitas recién destapadas abrió el apetito mientras los niños gritaban entre chapoteos y los adultos vacilando entre bromas.

“Apenas vamos empezando, vamos a cotorrear un rato y a nadar y el camino no se nos hace pesado porque viene uno alegre” compartió entre risas Margarita Muñoz una mujer dedica al hogar.

Desde hace cinco años, estas tres familias han hecho de Splash su lugar de reencuentro, como una su forma de convivencia familiar, de reconectarse y de recordar buenas anécdotas.

La familia zapatera demuestra que la verdadera riqueza está en las risas compartidas, el cariño sincero y la magia de estar juntos por un día.