Hombres que recorren los pasillos del mercado con su carga a toda velocidad, no son solo trabajadores; son portadores de una tradición que data de tiempos prehispánicos.

Conocidos en la época prehispánica como tamemes, los diableros con la capacidad de cargar hasta media tonelada de peso desafían la gravedad y el desgaste físico en cada jornada.

Faustiano Rodríguez, conocido como "El Águila", un apodo que obtuvo de niño por su afición a jugar con monedas y siempre elegir el águila, se convirtió en un hombre decidido trabajar duro.

Desde los 8 años, su padre Lorenzo Rangel, le compró un carrito de paletas para poder ayudar a su familia con los gastos.

Sin embargo, las ventas no eran favorables en temporadas de frío por lo que decidió ofrecerse como cargador de bolsas del mandado para las amas de casa y ganar 4 pesos por cada carga.

Con el tiempo, Faustiano encontró trabajo en una bodega con Alfonso Hurtado, donde trabajó durante 20 años descargando frutas y verduras, posteriormente se dedicó por completo a ser un diablero donde en sus mejores días ha llegado a ganar hasta 600 pesos.

“Me siento bien porque no cualquiera lo hace y me siento orgulloso porque soy uno de los mejores” expresó con una sonrisa.

Por su parte, Elías Ríos, otro diablero de corazón desde hace 36 años viaja desde el Coecillo de Silao hasta el descargue estrella de León para desempeñar desde las 5 de la mañana su honrado trabajo.

Antes de dedicarse a ser cargador, Elías con 13 años inició en el trabajo de campo con vacas y manejo de tractor para el corte de alfalfa. Llega a León a probar suerte como cargador de frutas y verduras y así comienza la labor de ser diablero.

"Me ha ido bien, me he mantenido porque de aquí sale para mi casa." Elías tiene 8 hijos y ha podido sacarlos adelante gracias a su trabajo, pues por cada carga ha recibía 100 pesos. Además compartió que en un día bueno llega hacer hasta

“El Diablero” no solo es una persona de carga sino, son hombres de fuerza y resistencia que se requiere para realizar un trabajo físicamente demandante. Sin embargo, también son un ejemplo de la importancia de la familia y del trabajo duro para asegurar un futuro mejor para ellos y sus familias.